Soy una introvertida social, he de confesarlo.
Soy tímida y me cuesta trabajo dar el primer paso para abrir una conversación. Cuando voy a hablar en público frente a más de una persona siento todo lo que los nervios provocan y tiendo a preguntarme: ¿Y si sale mal? ¿Qué van a decir de mí?
Conozco el miedo a hablar en público, me ha acompañado durante muchos años y estoy segura de que nunca dejará de hacerlo. Es solo que ya no me domina ni me gana. Le doy permiso de estar, pero quien manda soy yo.
He aprendido a gestionarlo, a sentirme cómoda frente a toda la incomodidad que produce.
¿Ha sido fácil? Para nada. Han sido años de mucho trabajo interno (mentalidad) y también externo (practicar las herramientas y técnicas).
Todos los años de experiencia hablando en público como estudiante, docente, formadora, mentora y speaker me han llevado a concluir que el miedo a hablar en público ni se domina ni se elimina. El miedo a hablar en público se gestiona.
Así que si alguien te promete ayudarte a eliminar el miedo y los nervios a cambio de dinero, ¡huye! Eso no va a pasar.
Aunque es una de las principales razones por las que las personas me buscan: “¿Cómo hago para quitarme el miedo y los nervios?”
De qué hablamos cuando hablamos del miedo a hablar en público
Me atrevería a decir que hasta es una condición humana, quizá la más antigua.
El miedo a hablar en público es algo extremadamente común, que afecta a más del 75% de la población. Conocido también como “glosofobia”, es una forma de ansiedad social que se manifiesta al anticipar o enfrentar la necesidad de hablar frente a una audiencia. Este miedo puede variar en intensidad, desde una leve incomodidad hasta un pánico paralizante e incontrolable.
Para explicarlo, debemos viajar al pasado, concretamente a la prehistoria. Ahí es cuando aparecen dos miedos innatos, que aunque nuestro cerebro evolucionó, ellos se quedaron con el objetivo de preservar nuestra integridad física y emocional.
Estos dos miedos son:
El miedo a no ser suficiente, a no estar a la altura de las situaciones y circunstancias.
El miedo a que no nos quieran, a no ser suficiente, ser rechazados y estar solos.
Los diálogos internos limitantes más comunes al hablar en público tienen que ver justo con esto. Me ha llevado a pensar que en realidad no es tanto el acto de hablar en público lo que asusta a las personas, sino las consecuencias que esto va a traer para su vida personal y profesional.
¿Qué temes realmente al hablar en público?
Piense en ello de esta manera: No te da miedo hablar en público, lo que sucede es que:
Te da miedo no tener talento.
Te da miedo no ser suficiente.
Te da miedo no estar a la altura del momento.
Te da miedo que te rechacen, critiquen, ridiculicen, o que te ignoren.
Te da miedo que no te tomen en serio.
Te da miedo no tener qué decir o que lo que digas ya lo haya dicho alguien antes y mejor.
Te da miedo que te roben tus ideas.
Te da miedo no tener el valor suficiente.
Te da miedo no verte como un comunicador.
Te da miedo no tener la autoridad para hablar.
Te da miedo poner en riesgo tu reputación.
Te da miedo el qué dirán.
Te da miedo mostrar tu personalidad más auténtica y no encajar.
Te da miedo ser muy viejo o muy joven para hablar en público.
Te da miedo ser un impostor.
La lista podría seguir, porque el miedo se alimenta de nuestras inseguridades. Pero no todo es malo.
El miedo como aliado
El miedo es un asesino de sueños y talentos, pero no es malo si se sabe gestionar. En realidad, tiene una función muy noble: mantenernos vivos y a salvo. Se activa cuando estamos frente a un reto o algo desconocido que el cerebro percibe como peligroso. También cuando el cerebro encuentra experiencias pasadas negativas y creencias que le dan la razón.
El miedo a hablar en público está ligado con absolutamente todo esto. ¿Qué experiencias has tenido hablando en público? ¿Qué creencias tienes sobre eso y sobre ti? ¿Qué hay detrás de tu miedo?
Entonces, si el miedo no se quita y lo mejor que puedes hacer es aprender a gestionarlo, ¿cómo se hace?
Cómo gestionar el miedo a hablar en público
Ana Ibáñez, neurocientífica y entrenadora de cerebros, dice:
“Lo que marca la diferencia entre unas personas y otras no es no sentir miedo, sino la capacidad de aguantar la incomodidad que produce antes de lanzarse a lo desconocido. El miedo no se supera, no se elimina; el miedo hay que vivirlo, es la puerta de entrada para hacer algo nuevo. El miedo hay que atravesarlo”.
El miedo nace en el cerebro. Si la simple idea de hablar en público somete a tu cerebro a un estado de estrés, esto puede bloquear su funcionamiento, afectando tu psicología y fisiología.
La amígdala, encargada de detectar amenazas, activa el sistema de lucha o huida, percibiendo la exposición social como un peligro. La liberación de cortisol y adrenalina provoca sudoración, aumento del ritmo cardíaco y tensión muscular. Pero no tiene que ser así, si tú eliges gestionarlo.
Aquí tienes tres estrategias para pasar del miedo a una sensación de satisfacción al hablar en público:
Visualización positiva:
El cerebro no distingue entre lo real y lo imaginado. Visualízate teniendo éxito en tu próxima presentación. Siéntelo y ancla esa imagen para contrarrestar los pensamientos negativos.
Respiración consciente:
Practica respiración diafragmática para regular el sistema nervioso. Esto no solo calma los nervios antes de una presentación, sino que mejora tu bienestar general.
Práctica constante y consciente:
La práctica hace al speaker. Habla en diferentes contextos, manda notas de voz, inicia conversaciones simples, y pide feedback para mejorar.
Un acto de liderazgo
Desarrollar la habilidad de hablar en público es un proceso de toda la vida. Aprender a gestionar el miedo es un acto de liderazgo que empieza por reconocer y aceptar su existencia. Como dice Michelle Obama en Con luz propia:
“Se trata de aprender a lidiar con este sentimiento, de encontrar la manera de que los nervios nos guien en vez de paralizarnos. Entender esto no significa estar del todo cómodos ni del todo asustados. Aceptamos que existe una zona intermedia y aprendemos a movernos en ella, despiertos y alerta, pero sin quedarnos paralizados”.
La próxima vez que sientas miedo al hablar en público, piensa en la recompensa que te espera al otro lado.
Un líder no es quien no tiene miedo, sino quien lo conoce, lo acepta y, aun así, lo atraviesa. Hablar como líder es hablar a pesar del miedo.
Con cariño,
Janet.
P.D: Te comparto este video para que comiences a practicar la respiración consciente para regular tu sistema nervioso, algo indispensable para la gestión del miedo al hablar en público y aplicable a otras áreas de tu vida.
La próxima semana estaré dando continuidad a este tema, voy a escribir sobre el Síndrome del impostor y como hacerle frente. ¡Nos leemos nuevamente la próxima semana!
Wow que articulazo!!!
Me encantó. Súper útil y educativo.
Entender el origen del miedo y por qué es tan importante para nuestra sobrevivencia, debería reducir el miedo al miedo.
Gracias!